Así fue el primer beso. Afuera la ciudad en llamas, pero en la casa de Helena, bajo la mesa de la cocina, “estudiando”, María y yo rozábamos las piernas y nos tocábamos las manos en un jugueteo aparentemente inocente. Helena le dijo a Luisa Acompáñame al jardín a fumar y se fueron, así que María yo teníamos espacio donde no había nadie y aunque había mucha ansiedad y sobre todo inexperiencia, en mis besos, pues los anteriores fueron robados, que en un descuido buscaba los labios de Mercedes o de Astrid, pero como no había correspondencia, terminaron en recriminaciones. Pero con María fue distinto, ya había una conexión, roces voluntarios de parte y parte.
De: Manual de Seducción
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