Roban los faros de mi carro, también el estéreo.
Lo arrancan del tablero y solo queda el cableado suelto.
Es noche. Oscuridad y niebla. Poca visibilidad.
Todo por ir a esa reunión fofa que por falta de imaginación
Terminamos jugando “UNO”
Los juegos de mesa tienen un lugar sobresaliente
En la lista de lo que evito a toda costa.
Acepté ir porque L. dijo que estaría allí
Y esa perspectiva y lo que podía pasar con ella
era la verdadera motivación
Pero L. solo fue con la excusa
De verse allí con su novio y luego marcharse
Quedé atrapado
En este maldito “UNO”
Más por descuido que por mala intención
Hago una jugada que me beneficia.
Me doy cuenta, pero continúo con la trampa involuntaria
Hasta que gano
Pero E. lanza una pequeña parábola
De cómo es mejor ser honesto en el juego
A la final sé que es conmigo, que soy el receptor de su palabrerío
moralizante
Y confieso lo que pasó, sin atenuantes, sin alegar inocencia inicial
Con fastidio sigo jugando y bebo ron para
Atenuar el aburrimiento,
Pensando en L. que seguramente estaba haciendo algo mejor con su novio
Y mientras tanto
Los focos de mi carro eran robados allá afuera.
De: Manual de Seducción
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