viernes, agosto 30, 2013

Sobre el lenguaje y los géneros

El poder puede ser un factor perturbador para quienes no tienen la integridad moral y espiritual para su ejercicio. Cuando seres empequeñecidos por sus carencias intelectuales, afectivas, económicas acceden a él, tienden a perder contacto con la realidad, enajenados en sus propias cegueras, creyendo que su voluntad es suficiente para que simples deseos se cumplan fielmente.

Cuando en 1999 un catastrófico fenómeno natural destruía parte del litoral central cercano a Caracas, y miles de personas perdían sus vidas y bienes materiales, el entonces presidente Chávez, lejos de actuar con sensatez y ordenar que se suspendieran las elecciones convocadas para votar un referéndum para aprobar la nueva constitución que proponía, repitió una infeliz frase de Simón Bolívar: "Si la naturaleza se opone lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca" , como si pronunciando esas palabras podía obrar contra los designios de la terca naturaleza. Es redundante relatar con detalle lo que ocurrió: Agua, tierra y rocas casi hacen desaparecer todo lo que allí había.

Bastaba una decisión sensata para reducir la tragedia: Suspender el acto electoral, declarar estado de emergencia en la zona y activar los organismos competentes para ayudar a quienes se encontraban en tan difícil situación. Sin embargo, ¿qué hizo el entonces presidente?, pues continuar con sus planes. Su insensato proceder mostró un desprecio hacia los seres humanos que estaban por perderlo todo. Vidas que pudieron salvarse solo con un oportuno llamado, se perdieron... Ahhh!!!!, Los planes de uno solo ser eran más valiosos que el bienestar de miles. Chávez, o bien pensó que su sola palabra era suficiente para doblegar a la naturaleza, o su profundo egoísmo guió sus actos.

Hoy en día, el heredero impuesto por Chávez sigue el camino de insensatez y destrucción trazado. Esa destrucción incluye el idioma. No basta con la vulgaridad y chabacanería que se han impuesto como moneda de curso legal desde 1998 por predecesor, sino que ahora cualquier insensatez reñida con las normas universalmente aceptadas por quienes somos hispanohablante deben ser cambiadas y “respetadas” para ajustarse a los designios del Júpiter tropical. Lo peor es que esas nuevas reglas no son objeto de un plan para liberarnos con nuevas formas y convenciones para que sustituyan la lengua el impuesta por nuestros antiguos colonos, sino que obedecen a la más ramplona ignorancia. Vemos que el señor Maduro habla de "millones y millonas" ...y ante la estupefacción y risa del mundo, lejos de corregir error... Pues le pide a la Real Academia de la Lengua que acepte su dislate. Lo peor es que la Corte bufona que le aplaude cualquier tontería, van por ahí repitiendo el desatino.

Una de sus cercanas colaboradoras en el gabinete ministerial hablaba hace unos días de los "atletas y atletos"...y su jefe no solo optó por defenderla, sino que buscó transformar el garrafal error en una batalla más en la lucha de clases... Es decir, que quienes ven con justificada sorpresa la tontería de la ministra... Son los mismos que siempre han despreciado al "pueblo". No hubo reprimendas ni correcciones por parte del jefe a su subalterna.. A la final es mejor defender la ignorancia de los suyos y que la propia pase algo más inadvertida. Cuesta creer que estos encumbrados, en lugar de luchar por la liberación del pueblo que dicen defender, de la peor cadena que puede atar al ser humano (la ignorancia) dejan el mensaje de que está bien ser ignorante, que aprender no vale nada: lo importante es salir impune. ¿No fue Bolívar, quien dijo "Moral y luces son nuestras primeras necesidades"? Vamos señor Maduro, sea consecuente con el pensamiento que supuestamente inspiró esta llamada revolución.

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