sábado, enero 02, 2010

El Futuro del Libro


Dos nuevos dispositivos electrónicos salieron al mercado, probablemente marcando el fin de una etapa del libro como lo conocemos: el “Reader” de SONY y el “Kindle” de AMAZON. Ambos son capaces de almacenar grandes cantidades de textos, en un formato que entiendo es fácil para leer y manipular, además de otras utilidades tecnológicas

Google por su parte está digitalizando libros por todo el mundo para creer una biblioteca universal, labor que ha desarrollado no sin ciertas dificultades y obstáculos, como en Francia, en donde un Tribunal le prohibe digitalizar libros y le ordena a pagar una cantidad en daños, por una demanda interpuesta por editores.

Por tanto el libro producido en serie, ese objeto que inició su masificación y revolucionó la cultura, mediante una imprenta de tipos móviles inventada por Gutenberg, está entrando a un nuevo formato que deja de lado el papel, aunque requiere un dispositivo tanto para almacenarlo como para leerlo.

El libro-e (libro electrónico) tiene sus ventajas. Algunas ya las mencionamos pero otra evidente es que los costos para generarlos y distribuirlos son mucho más bajos que para producir y distribuir un libro normal. No se requieren grandes cadenas de distribución, pues los consumidores (y los revendedores) pueden acceder a ellos de una manera más sencilla: a través de internet. Igualmente, el soporte para el libro-e permite una fácil reproducción y distribución.

Una guerra de precios basada en el libro-e fue desatada en 2009 por los gigante Wal-mart y Amazon en la venta en línea, quedando como víctimas distribuidores especializados de libros (Borders y Barnes and Noble). Las diferencias de precios entre los primeros y estos podía llegar a un 75%.

¿Desaparecerá el formato de libro con hojas de papel (o libro G, en honor a Gutenberg y por llamarlo de alguna manera) para dar cabida a esta versión electrónica?. Tal vez no, pero es obvio que siendo el libro-e de más económico desde todo punto de vista, el libro de papel pudiera quedar sólo como una reliquia o para un tipo de consumidor que esté dispuesto a pagar un precio muy alto por un producto que requiere una enorme cantidad de trabajo para llegar hasta su destinatario.

Ahora bien ¿es todo maravilloso con el libro-e?. No necesariamente. Si bien el formato digital es más económico y cuenta con obvias facilidades para su venta, almacenamiento y distribución, también facilita su reproducción y distribución por canales distintos a los autorizados, lo que a la larga generará problemas con los titulares de derechos de propiedad intelectual.

Pero del lado del lector también hay factores que considerar. Por ejemplo, en julio de 2009 los dueños del “Kindle” fueron sorprendidos cuando los libros del notable autor George Orwell almacenados en sus dispositivos... desaparecieron. Es decir, AMAZON los borró digitalmente, aún cuando los clientes los había comprado. Todo lo que recibieron a cambio fue el dinero que habían pagado. La razón para tal despojo fue que la empresa editorial se lo exigió, pues a su juicio la edición vendida no estaba autorizada.

Con este caso se pone en evidencia una situación importante, mientras que el libro-G lo podemos leer, releer, prestar, regalar, donar y hasta revender a nuestro antojo; con el libro-e se limitan esas posibilidades por varias razones. De acuerdo con las Leyes que Protegen la Propiedad Intelectual, la reproducción no autorizada de una obra protegida por el derecho de autor es un acto ílicito. Por tanto, si el dueño de un libro reproduce el libro, está actuando contra la ley y por tanto sujeto a las sanciones correspondientes. Además es muy probable que estos libros cuenten también con mecanismos que impidan realizar una copia.

Siendo los dispositivos para la lectura relativamente costosos, y que además sirven para almacenar toda una biblioteca, es difícil que lo prestemos a un tercero para que lea un libro. Un lector veloz probablemente pueda leer un libro en una semana, pero mientras tanto está privando al dueño del aparato de seguir usándolo.

Queda además el desagradable tema que quien vende el libro, se meta en nuestra biblioteca y nos quite el libro que nos vendió. (Lo más cercano a esta experiencia fue una vez que estaba comprando un libro de Juan Nuño, y el encargado de la librería me dijo “es que no lo he leído y no se cuando vienen otros ejemplares”. Pero el libro sigue en mi biblioteca y no recuerdo que esta persona haya tratado de entrar en mi casa para arrebatármelo). Es decir, invadir nuestra privacidad y nuestra elección. Me lo llevo y punto.

Un tema adicional en las relaciones personales: se hizo un estudio en Estados Unidos en el que se llegó a una triste (al menos para mí) conclusión: los lectores de libros-e son percibidos como personas exitosas y tiene más probabilidades de llegar a una relación sentimental sentimental basado en la posesión de este aparato, que el lector de un libro-G, que es visto como un solitario desadaptado.

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