viernes, noviembre 05, 2021

An honest liar: Documental sobre The Amazing James Randy (1928-2020)

En mi niñez, recuerdo un personaje recurrente en la pantalla de la televisión: Uri Geller.

Geller practicaba unos trucos muy convincentes, el más famoso era que frotando una cuchara o una llave con algún dedo, lograba cambiar sus propiedades, a tal punto que se doblaba y terminaba quebrando, todo con el poder de la mente. Geller invitaba al público y telespectadores a hacer lo mismo y había testimonios de gente que conseguía la imposible hazaña de retorcer el metal con un ligero roce de los dedos, pero con la mente enfocada en el objetivo.

Geller era un tipo simpático, con carisma telegénica que presentaba un espectáculo atractivo a las masas. Además de doblar utensilios metálicos, también invitaba a reparar aparatos descompuestos con el poder de la mente ¿Un reloj detenido? Concentración y fe para repararlo. ¿Un secador de cabello que no enciende? El mismo remedio. Los procedimientos mostrados por Geller iban siempre acompañados por una jerigonza pseudocientífica con el fin de impresionar más.

Geller era un fenómeno mundial y se convirtió en una celebridad. Pero esos poderes “paranormales” violaban descaradamente las leyes de física. Pero había alguien que se encargaría de poner al descubierto a este y otros farsantes: el “Asombroso” (Amazing) James Randi.

Randi desde muy joven quiso ser Mago: abandonó su hogar y se unió a un circo. Poco a poco fue construyendo su carrera ejecutando, con más nivel de dificultad, las rutinas que hicieron en su momento famoso al gran Harry Houdini. 

Randi, al igual que Geller, era un hombre del mundo del entretenimiento y también con un gran carisma. Pero a diferencia de Geller, él le advertía al espectador que lo iba a engañar frente a sus ojos. Nada de poderes mentales, sólo el conocimiento de que el cerebro es una máquina hecha para ser engañada, aceptar el engaño y darle connotaciones sobrenaturales a lo que no puede entender. 

Por muchos años, Randi estuvo ejecutando sus actos de magia y escapismo hasta que en una ocasión, el truco salió mal, lo que casi le cuesta la vida. Sólo las horas de arduo entrenamiento lo salvaron de una muerte frente a sus espectadores. A partir de ese momento, Randi acomete la quijotesca tarea de desenmascarar farsantes.


Uno de ellos fue Geller. La oportunidad se presentó cuando Geller fue invitado al show de Johnny Carson. Geller creía que se trataba de una entrevista más, pero al presentarse, había frente a él una serie de adminículos preparados secretamente por Randi para demostrar que no había nada de sobrenatural en lo que hacía Geller. No pudo adivinar, no pudo “derretir” cucharas. Su excusa fue que ese día no se sentía fuerte.

Randi también tenía el reto de $ 1.000.000 a quien demostrara la veracidad de un fenómeno paranormal. Mientras vivió, nadie aceptó el reto. Igual pasaba por programas de TV para, o bien para demostrar la charlatanería frente al propio farsante, o bien para demostrar a los presentadores de TV cómo Geller et alias engañaban. Otro oportunidad interesante fue poner al descubierto a un telepredicador de nombre Peter Popoff, quien en nombre de Jesucristo, “curaba” enfermos mientras recibía generosas donaciones que le permitían un estilo de vida millonario.

En otro caso emblemático y polémico, Randi dirigió un experimento muy elaborado llamado proyecto “Alpha” que buscaba demostrar la validez o invalidez de fenómenos paranormales.  Secreta y sofisticadamente dirigió a los sujetos en estudio con supuestos poderes, quienes iban superando cada una de las pruebas y marcas que pretendían dar rigor científico a la investigación. Cuando Randi dio a conocer públicamente las manipulaciones, se desataron grandes polémicas, algunas acusándolo de prácticas anti-éticas con fines publicitarios. Pero la realidad es que Randi demostró que hasta las mentes preparadas pueden ser vulneradas y conducidas a engaño.

De poco o nada sirvieron tantos esfuerzos. Popoff y Geller se recuperaron y el público se deja manipular por charlatanes.

Por mucho tiempo, Randi ocultó que era homosexual y que su pareja era un hombre de nombre “José Álvarez”, quién también le ayudó en sus cruzadas contra la ignorancia. Cuando a los 81 años en 2010, Randi confesó la verdad sobre su sexualidad, el mundo había cambiado enormemente. No había tabú ni rechazo a su condición y probablemente eso tuvo un efecto liberador en su persona.

Sin embargo, su pareja José Álvarez fue objeto de arresto y juicio por robo de identidad perpetrado por 25 años. En realidad, Álvarez era un venezolano de nombre Deyvi Peña, criado en Caracas y que, según su confesión, huyó de Venezuela porque, según su confesión, ser homosexual en su país era lo más despreciable que se podía ser y eran objeto de violencia. Que temía por su vida pues uno tipos en una ocasión lo amenazaron con un arma y lo insultaban llamándole “little faggot” (mariquito).

Desconozco si el testimonio de Álvarez-Peña es cierto. Obviamente la homosexualidad e incluso el amaneramiento podía ser objeto de acciones intimidatorias (Bullying) en Venezuela, como podía ocurrir incluso en países más tolerantes, pero no recuerdo que en Venezuela hubiera persecuciones o muertes con base en la  sexualidad de las personas. 

No condeno que se haya ido de su país ante posibles actos intimidatorios, pero el crimen por el que lo llevaron a prisión fue que conscientemente robó una identidad y eso es un delito en cualquier país. No creo que la gravedad de lo que le pudo ocurrir en Venezuela lo obligara (como Peña dice) a cometer un delito en otro país. Ya entonces había mecanismos que le hubieran permitido vivir en USA de manera legal evitando defraudar la ley.

Pero Randi aceptó el testimonio de Álvarez-Peña como cierto y lo entiendo. Lo hizo por amor. Esto demuestra que hasta una mente tan enfocada y dirigida al pensamiento crítico y al sano escepticismo puede dejar de lado tantos años de entrenamiento para abandonarse a la más irracional pasión.


Jesus Lopez Cegarra

viernes, octubre 08, 2021

El Cine Como Arte: “Making Movies” por Sidney Lumet (1924-1911)

 


Aunque había visto alguna de sus películas, el nombre Sidney Lumet como director no me decía nada aun cuando “12 Angry Men” y “Network” son de esas obras a las que vuelvo por su mensaje y valor estético. Pero por puro azar, me topé con el libro “Making Movies” y fue una revelación y un placer enorme su lectura, pues no solo pude hacer la conexión de Lumet con sus películas, sino que me sumergí en las páginas reveladoras y apasionadas sobre ese proceso que va desde una idea o un proyecto, hasta llegar al público en una sala de cine.

Cada uno de nosotros, cuando estamos frente a la pantalla del cine o del TV, estamos apreciando el resultado de un esfuerzo intelectual, económico, técnico, mercadotécnico muy complejo. Cuando una de estas películas tiene además un valor artístico, casi lo es a pesar de todo este proceso, pues cada película pasa por etapas críticas que pueden contribuir a mejorarla o destruirla.

Lumet comienza describiendo la reunión inicial que tiene lugar en el Ukranian National en Nueva York.En un ambiente preparado para la ocasión, el director se reúne con todo su equipo para la primera “Reunión de Trabajo”, y dentro de un ambiente de una jovialidad algo tensa, se van dando las primeras orientaciones para que todos estén al corriente de hacia dónde va este proyecto.

Pero antes de esto, ya el director pasa por un proceso introspectivo respecto a lo que quiere lograr: la pregunta básica es “¿Qué es lo que quiere transmitir?”, porque ese “¿Qué?” determinará el “¿Cómo?” debe decirse (y con cuanta libertad cuenta para ello), para luego tomar las decisiones que darán forma a la película: el Casting, la edición, la música, los efectos de sonido, entre otros aspectos.

El libro desarrolla los distintos temas de interés para un trabajo como este: El libreto, el estilo, los actores, los camarógrafos, el vestuario, la filmación, las pruebas, los cortes, la música y sonidos, la mezcla y la impresión final. Y dentro de cada uno de estos pasos, hay una cantidad de componentes que pueden influir, pero todo va determinado por el factor tiempo. Lumet, usa sus propias películas y otras de distintos directores para ilustrar las dificultades, las frustraciones que hay que enfrentar, pero también las satisfacciones que se logran. Cómo ciertos cambios (en el libreto, por ejemplo) pueden ayudar a que una película transmita mejor su mensaje, como nos cuenta Lumet sucedió con “Dog Day Afternoon”.

Pero todo este esfuerzo intelectual, físico, emocional, de desgaste no son garantía de que una vez que el producto esté en el mercado, haya un interés de los consumidores. Lumet nos recuerda de casos que aun contando con actores de la talla de Sean Connery y Duftin Hoffmann, no hay un éxito garantizado, como sucedió con su película “Family Businness”.  Y aun con toda una investigación de mercado con “Focus Groups”, que aunque pueden ayudar a medir el nivel de satisfacción de ese grupo, no es garantía de que el público acudirá a ver esa película.

Sin embargo  (y en esto coincido con Lumet) aunque existan producciones a las cuales se les ha inyectado millones de dólares para que salgan a atrapar a los espectadores, la verdad del cine es que su valor como forma artística de expresión lo es gracias a grandes como Buñuel, Fellini, Kurosawa, Welles, Scorcese y un largo etcétera que les dejo a los lectores para cuando lean este maravilloso libro.


Jesus Lopez Cegarra

viernes, abril 02, 2021

Canis major

     



De la nada apareció el perro. Un dálmata juguetón que nos seguía a todas partes

No era agresivo, simplemente vivaracho, con mucha energía y ganas de jugar.

Corríamos de acá para allá y allí estaba, lo apodamos “Mancha”, un nombre obvio y hasta 

tonto

Nos seguía a todos lados, incluso cuando tomamos las bicicletas y fuimos calle abajo hacia el terreno baldío a jugar futbol

Mancha no nos dejaba jugar, corría tras la pelota por lo que decidimos jugar con él

Correr, que nos persiguiera

Pero la tarde se hacía noche y decidimos regresar a casa

C.A. llegó a su casa, estaba colocando la bicicleta en el suelo al agacharse

de repente

Mancha lo atrapa para copular con él

C.A. trataba de zafarse de ese abrazo amoroso

El pene enhiesto del perro le rozaba su culo

La madre de C.A. se asomó por la ventana y gritaba

“C.A. suelta ese perro”

C.A. apenas si respondía

“Pero si es él quien me agarra”

Lo inevitable ocurrió

Mancha lanzó una eyaculación fuerte, copiosa que le profanó el pantalón

Nosotros reíamos

Al día siguiente fuimos a su casa

Yo le dije

“Afuera está un perro esperándote”

C.A. contestó

No quiero ver más en mi puta vida a ese maldito dálmata

Pero yo le aclaré para confortarlo

Tranquilo

Esta vez

Es

Un


Pastor Alemán

En la espesa niebla

 


Roban los faros de mi carro, también el estéreo.

Lo arrancan del tablero y solo queda el cableado suelto.

Es noche. Oscuridad y niebla. Poca visibilidad.

Todo por ir a esa reunión fofa que por falta de imaginación

Terminamos jugando “UNO”

Los juegos de mesa tienen un lugar sobresaliente

En la lista de lo que evito a toda costa.

Acepté ir porque L. dijo que estaría allí

Y esa perspectiva y lo que podía pasar con ella

era la verdadera motivación

Pero L. solo fue con la excusa

De verse allí con su novio y luego marcharse

Quedé atrapado

En este maldito “UNO”

Más por descuido que por mala intención

Hago una jugada que me beneficia.

Me doy cuenta, pero continúo con la trampa involuntaria

Hasta que gano

Pero E. lanza una pequeña parábola

De cómo es mejor ser honesto en el juego

A la final sé que es conmigo, que soy el receptor de su palabrerío moralizante

Y confieso lo que pasó, sin atenuantes, sin alegar inocencia inicial

Con fastidio sigo jugando y bebo ron para

Atenuar el aburrimiento,

Pensando en L. que seguramente estaba haciendo algo mejor con su novio

Y mientras tanto

Los focos de mi carro eran robados allá afuera.


De: Manual de Seducción

viernes, febrero 19, 2021

La ciudad en llamas




Así fue el primer beso. Afuera la ciudad en llamas, pero en la casa de Helena, bajo la mesa de la cocina, “estudiando”, María y yo rozábamos las piernas y nos tocábamos las manos en un jugueteo aparentemente inocente. Helena le dijo a Luisa Acompáñame al jardín a fumar y se fueron, así que María yo teníamos espacio donde no había nadie y aunque había mucha ansiedad y sobre todo inexperiencia, en mis besos, pues los anteriores fueron robados, que en un descuido buscaba los labios de Mercedes o de Astrid, pero como no había correspondencia, terminaron en recriminaciones. Pero con María fue distinto, ya había una conexión, roces voluntarios de parte y parte.


De: Manual de Seducción

La Carta desgraciada

  Esa carta desgraciada Pu ño y letra De mi amada Gualberto Ibarreto El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, decide ausent...