sábado, diciembre 11, 2010

Reencontrándome con Julio Verne


En el ya lejano año de 1980, en un intercambio de regalos de navidad en Bachillerato, una compañera me regaló un libro. En ese entonces y con escasos 12 años, un libro era un regalo inusual… ¿Por qué un libro?. Creo que lo único que leía entonces eran las historietas en los periódicos. Sin embargo, que diablos, comencé a hojearlo y muy pronto me encontré atrapado en una fascinante historia. ¿El libro? “Viaje al Centro de la Tierra” de Julio Verne.
Lo primero que me llamó poderosamente la atención fue lo convincente de la narración… De verdad que creí que se trataba de hechos verídicos y que Verne era quien los ponía en palabras para el mundo. Era imposible que tanto nivel de detalle pudiera provenir exclusivamente de la imaginación de una sola persona, es decir, que para mí existía un mundo dentro del nuestro y que allí habitaban seres que todos daban por desaparecidos.
La lectura de “Viaje la Centro de la Tierra” fue definitivamente una revelación y el descubrimiento de un mundo nuevo. Significó el despertar de la imaginación, ya un poco lacerada por la televisión, que entonces tenía una oferta bastante limitada y embrutecedora. Tal influencia tuvo en mí, que en algún momento contemplé la posibilidad de ser escritor y escribir historias como la de Verne. No llegué a concretar ese sueño, aunque adopté la pasión por la literatura, pasión que ni siquiera perdí, pese al esfuerzo denodado de la educación formal de convertirla en algo acartonado y sin vida.
Debo confesar, no obstante, que no fui lo suficientemente agradecido con Julio Verne: después de “Viaje la Centro de la Tierra” no leí un libro suyo, hasta que por cosas del azar volví a tomar otra de sus novelas (La Vuelta al Mundo en 80 Días), y retomamos esa relación que aunque distante, ha sido de cordialidad y admiración de mi parte hacia el maestro francés, que a pesar del olvido en que parece haber caído su obra, probablemente por los impresionantes cambios tecnológicos del siglo XX y XXI, es sin duda una de las mentes más brillante y poseedor de una de las imaginaciones más fértiles que ser humano alguno haya tenido.
Es por lo que “Viaje la Centro de la Tierra” significó significa en mi vida que rindo este pequeño tributo al hombre que fue capaz de llevarnos con su obra a los lugares más insospechados. Su vida y sus escritos son un manifiesto a favor de la imaginación y la creación artística.

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