De la nada apareció el perro. Un dálmata juguetón que nos seguía a todas partes
No era agresivo, simplemente vivaracho,
con mucha energía y ganas de jugar.
Corríamos de acá para allá y allí estaba, lo apodamos “Mancha”, un nombre obvio y hasta
tonto
Nos seguía a todos lados, incluso
cuando tomamos las bicicletas y fuimos calle abajo hacia el terreno baldío a
jugar futbol
Mancha no nos dejaba jugar, corría
tras la pelota por lo que decidimos jugar con él
Correr, que nos persiguiera
Pero la tarde se hacía noche y
decidimos regresar a casa
C.A. llegó a su casa, estaba
colocando la bicicleta en el suelo al agacharse
de repente
Mancha lo atrapa para copular con él
C.A. trataba de zafarse de ese
abrazo amoroso
El pene enhiesto del perro le rozaba
su culo
La madre de C.A. se asomó por la
ventana y gritaba
“C.A. suelta ese perro”
C.A. apenas si respondía
“Pero si es él quien me agarra”
Lo inevitable ocurrió
Mancha lanzó una eyaculación fuerte,
copiosa que le profanó el pantalón
Nosotros reíamos
Al día siguiente fuimos a su casa
Yo le dije
“Afuera está un perro esperándote”
C.A. contestó
“No quiero ver más en mi puta
vida a ese maldito dálmata”
Pero yo le aclaré para confortarlo
“Tranquilo
Esta vez
Es
Un