viernes, abril 02, 2021

Canis major

     



De la nada apareció el perro. Un dálmata juguetón que nos seguía a todas partes

No era agresivo, simplemente vivaracho, con mucha energía y ganas de jugar.

Corríamos de acá para allá y allí estaba, lo apodamos “Mancha”, un nombre obvio y hasta 

tonto

Nos seguía a todos lados, incluso cuando tomamos las bicicletas y fuimos calle abajo hacia el terreno baldío a jugar futbol

Mancha no nos dejaba jugar, corría tras la pelota por lo que decidimos jugar con él

Correr, que nos persiguiera

Pero la tarde se hacía noche y decidimos regresar a casa

C.A. llegó a su casa, estaba colocando la bicicleta en el suelo al agacharse

de repente

Mancha lo atrapa para copular con él

C.A. trataba de zafarse de ese abrazo amoroso

El pene enhiesto del perro le rozaba su culo

La madre de C.A. se asomó por la ventana y gritaba

“C.A. suelta ese perro”

C.A. apenas si respondía

“Pero si es él quien me agarra”

Lo inevitable ocurrió

Mancha lanzó una eyaculación fuerte, copiosa que le profanó el pantalón

Nosotros reíamos

Al día siguiente fuimos a su casa

Yo le dije

“Afuera está un perro esperándote”

C.A. contestó

No quiero ver más en mi puta vida a ese maldito dálmata

Pero yo le aclaré para confortarlo

Tranquilo

Esta vez

Es

Un


Pastor Alemán

En la espesa niebla

 


Roban los faros de mi carro, también el estéreo.

Lo arrancan del tablero y solo queda el cableado suelto.

Es noche. Oscuridad y niebla. Poca visibilidad.

Todo por ir a esa reunión fofa que por falta de imaginación

Terminamos jugando “UNO”

Los juegos de mesa tienen un lugar sobresaliente

En la lista de lo que evito a toda costa.

Acepté ir porque L. dijo que estaría allí

Y esa perspectiva y lo que podía pasar con ella

era la verdadera motivación

Pero L. solo fue con la excusa

De verse allí con su novio y luego marcharse

Quedé atrapado

En este maldito “UNO”

Más por descuido que por mala intención

Hago una jugada que me beneficia.

Me doy cuenta, pero continúo con la trampa involuntaria

Hasta que gano

Pero E. lanza una pequeña parábola

De cómo es mejor ser honesto en el juego

A la final sé que es conmigo, que soy el receptor de su palabrerío moralizante

Y confieso lo que pasó, sin atenuantes, sin alegar inocencia inicial

Con fastidio sigo jugando y bebo ron para

Atenuar el aburrimiento,

Pensando en L. que seguramente estaba haciendo algo mejor con su novio

Y mientras tanto

Los focos de mi carro eran robados allá afuera.


De: Manual de Seducción

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