miércoles, octubre 26, 2016

Notas al azar (20 octubre de 2016): La trampa del “Carisma”



Cuando un político está en el ruedo, afuera en la calle buscando adeptos a su causa, la primera medición que se le hace es si  tiene ese intangible que llamamos “carisma”, es decir esa fuerza, ese magnetismo que atrae y motiva a otros para lograr algo. El carisma llega a ser un elemento casi definitorio para que alguien triunfe o fracase en sus aspiraciones de poder. La falta de carisma es casi una condena.

Bien visto el “Carisma” es un atavismo. Tiene un fondo irracional porque si hay que elegirlo por votos, lo elegimos. Si hay que perdonarle alguna falta, se la perdonamos. Le seguimos sin pensar bien en el por qué. Los errores quedan sepultados gracias a su encanto y su gracia se la da más valor que sus capacidades.

Los analistas políticos “profesionales” explican una victoria  o una derrota a la luz del  carisma:

-          - Fulano tiene carisma.- dice uno.
-          - Mengano no tiene carisma…

Pero es raro que traten de explicar el peligro y la trampa de basar una decisión trascendente en ese “Don” escurridizo. ¿No es preferible un líder capaz y preparado?¿No es preferible formar e informar sobre quien tiene méritos?

Jesús López Cegarra

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