Gustavo Dudamel y José Antonio
Abreu (alias el “Maestro”) son dos personajes extraños y siniestros que solo pueden
concebirse como unos grandísimos cínicos a quienes solo les importa su
prestigio personal y su patrimonio. Entre el gobierno “chavista” y estos dos se
ha formado una perversa simbiosis, un “win-win”
para ambos actores (no lo mismo para el resto del país): El gobierno “chavista”
los exhibe como trofeos para navegar sobre su prestigio cuando las cosas se les
ponen difíciles. Dudamel y Abreu le sacan provecho al fulano “Sistema de
Orquestas”, una entelequia que debería ser auditada urgentemente al término de
la distancia.
Dudamel y el “Maestro” piensan
que el tamaño de Venezuela es del tamaño del “Sistema de Orquestas”, y que fuera
de ese Territorio, Venezuela termina para ellos, y con ello su responsabilidad
como ciudadanos de este país. Su actitud demuestra que son ajenos a lo que ha
ocurrido y sigue ocurriendo en esos 900 mil y tantos Km2 restantes,
incluyendo a quienes allí habitamos.
Como ellos parecen no estar
enterados, en este país asesinan miles de personas por año, la corrupción ha
invadido todos los espacios públicos y la economía naufraga sin rumbo. El Sr.
Maduro, el jefe de esos dos indolentes, dijo no hace mucho, que no habría
devaluación de la moneda y que la escasez de productos es o bien un invento, o
parte de una “guerra económica”. Pero si
los dos indolentes revisaran un poco qué es lo que ocurre, se darían cuenta que
la devaluación es un hecho, al igual que la carencia de productos básicos.
Por la calle se pasean impunemente grupos para-policiales fuertemente armados, hacen lo que les viene en gana, no obedecen ni siquiera a su "jefe" Maduro, siembran el terror, pero el Gobierno los defiende y los llama "Colectivos". Lloran desolados la muerte de uno de sus integrantes, pero apenas fingen dolor por otros venezolanos que corrieron la misma suerte. Porque para el gobierno, quien no está con ellos, pues no es venezolano.
Por la calle se pasean impunemente grupos para-policiales fuertemente armados, hacen lo que les viene en gana, no obedecen ni siquiera a su "jefe" Maduro, siembran el terror, pero el Gobierno los defiende y los llama "Colectivos". Lloran desolados la muerte de uno de sus integrantes, pero apenas fingen dolor por otros venezolanos que corrieron la misma suerte. Porque para el gobierno, quien no está con ellos, pues no es venezolano.
Más aun, bien sea por torpeza,
bien sea por acción o por omisión, la prensa escrita en Venezuela está pasando
tiempos difíciles, pues se acaba el inventario de papel para imprimir, y la
planta de papel que para tal fin se había creado, está en el más terrible
abandono. Pero el dúo de indolentes no se dan por aludidos.
La Señora Gabriela Montero, una
prestigiosa pianista venezolana le dirigió una dura carta al señor
Dudamel. Es un documento sentido y hermoso, pero a su vez muy contundente. Ella
de manera respetuosa expresa simple y llanamente que llega un momento en que el
silencio es criminal.
Pero lo patético de todo esto es
que Dudamel, en lugar de mantener su silencio culposo (o doloso, no se sabe
ya), escribe una triste y desabrida carta que desdice mucho del genio que le atribuyen. Dice que: “Nuestra
música constituye el lenguaje universal de paz, por ello lamentamos los hechos
acontecidos el día de ayer. Con nuestra música y nuestros instrumentos en mano,
le decimos un no rotundo a la violencia”, y mientras su concierto tenía
lugar para satisfacer a Maduro & Co, tres venezolanos fallecían y la policía
usaba armas de fuego (de guerra, realmente) contra manifestantes. Se les violaban todas
las garantías constitucionales a muchachos que manifestaban. Todo esto está
documentado, no son especulaciones.
La Señora Motero le dice al dúo indolente una gran verdad: “El cuarteto que tocaba a bordo [del Titanic] se hundió con ellos mientras seguían tocando su música. La música no ayudó. La música no los salvó. Venezuela se está hundiendo y El Sistema se hundirá con ellos. Hemos pasado el punto de no retorno. La música, la ambición y la fama no valen de nada al lado del sufrimiento humano. No significan nada cuando eres abusado, herido y matado.” Yo se los explico de otra manera, cuando este gobierno se hunda, Maduro agarrará a Dudamel y al “Maestro” por sus muñecas y les dirá “Yo caigo, pero ustedes se vienen conmigo.”
Jesús López C.