viernes, diciembre 18, 2020

Ágata


Ágata subía al techo de una camioneta y de allí
Daba un ágil salto a una rendija estrecha en la ventana
Caminaba en silencio
Se acostaba en la cama
Cuando ya estaba por amanecer salía por la misma ventana
Para llevar su vida libre y sin ataduras afectivas
Allá afuera encontraba cariño en otros
Pero mi casa era su habitación
Hasta cuando me ausentaba
Por un día o una semana
Pero en raras ocasiones traía un regalo extraño
Maullando de una forma especial
Traía su presente
Alguna descuidada ave
Que olvidó que la muerte
Sorprende en cualquier lugar



viernes, noviembre 20, 2020

ORDINARIA LOCURA

 

- ¡EH!- les grité desde allí  abajo- ¡SOY EL MÁS IMPORTANTE  ESCRITOR DEL SIGLO XX! ¿ES ASÍ COMO TRATAN A LOS INMORTALES?

HENRY CHINANSKI

La suerte me era adversa. Me conocían Genet, Henry Miller, Picasso, etc., etc., y ni siquiera podía conseguir un trabajo como lavaplatos...

CHARLES BUKOWSKI

 

Hace unos cuantos años (son tantos que no hay necesidad de decir cuántos) me encontraba vagando por las cercanías de la casa Rómulo Gallegos en Caracas. Entre y me informé que estaban dando una película. No pregunté cuál era, sino que me limité a adquirir el ticket y entré.

 


No tuve oportunidad de saber (ni en ese momento ni después) ni siquiera el título de la misma, porque ya había comenzado al momento de ingresar a la sala. Me senté y me dispuse a evadirme con el film, lo cual fue casi de inmediato.

 

En la pantalla estaba un tipo, mal vestido y lentes oscuros recitando un poema, que impactaba por ser directo y crudo, pero a la vez elevado, mientras bebía de una botella disfrazada con una bolsa de papel.

 

Luego comenzaron toda una serie de aventuras casi inverosímiles, en las cuales estaba envuelto el extraño poeta: Se encuentra en un bar con una hermosísima mujer, con quien lleva una relación sórdida y romántica. La mujer tras varios intentos suicidas que al final logra la consumación. Su problema: la belleza era su maldición.

 

Luego, este mismo señor, en permanente ebriedad, sigue por las calles de Los Angeles a otra mujer. Lo hace hasta su casa y luego entra en ella, bajo un risible pretexto, logrando hacerle el amor, a pesar de una resistencia inconvincente, sobreactuada. Culminado el acto, el poeta decide tomar una ducha, y al salir, unos policías lo esperan. La mujer lo acusaba de violación y lo llevan a la cárcel. Poco después lo dejan en libertad: la acusadora había retirado la denuncia. Mientras todas estas situaciones ocurrían en la pantalla, yo trataba de pensar en quién era ese personaje que actuaba con tal desenfado y despreocupación, y presumí que se trataba de un escritor norteamericano, con las características que hacían resaltar en la película: Charles Bukowski.

La película era “Ordinaria Locura” (Tales of Ordinary Madness), dirigida por Marco Ferretti y protagonizada por Ben Gazzara y Ornella Mutti.

Pero no fue años después que me interesé por la obra de Bukowski, quien sólo tiene en contra de su obra, el que se le asocie casi de manera permanente con Henry Miller. Claro que ambos han tomado sus vivencias y la han transformado en literatura, pero el parecido se acaba pronto. Mientras Miller es una explosión de palabras, que en ocasiones se torna difícil de digerir, lo de Bukowski es ser eficiente con el lenguaje. (Curiosamente ambos trabajaron en la oficina de correos de los Estados Unidos, aunque en cargos muy distintos. Miller era Jefe de Personal, mientras que Bukowski era un “cartero” raso.)

Su obra es la sordidez de su vida y del medio que le rodeaba. Hombres y mujeres fracasados, borracheras interminables, delincuentes, enfermos mentales, bares, apuestas. Los pocos personajes sublimes que se le acercan a Bukowski (o a Chinanski) se alejan con la misma rapidez que una vez llegaron. Pero Bukowski toma ese ambiente de decepción y derrota, transformándolo en relatos de gran calidad. Daría la impresión que para ser un gran escritor se necesitan dosis exageradas de toda esta pesadumbre, pero el desengaño lo aporta el mismo autor: “Creen que si los escritores sufren serán mucho mejores. Eso es pura mierda. El sufrimiento es exactamente igual que cualquier otra cosa: si te dan demasiado, al cabo de un tiempo puedes hundirte. Es el intento de escapar del sufrimiento lo que crea grandes escritores...”.

 

Gran parte de sus narraciones están cargadas de un ácido y sarcástico sentido del humor. En su novela Hollywood encontramos el siguiente diálogo:

 Me fui al lavabo de caballeros. En el urinario de al lado había un borracho tambaleante. Me echó una mirada.

-Eh, tú eres Henry Chinanski

-No, soy su hermano Donny.

El borracho se tambaleó un poco más y meó fuera.

-Chinanski no ha escrito sobre ningún hermano.

-Me odia, es por eso.

- ¿Y por qué?

- Porque le he roto el culo a patadas 60 o 70 veces.”

En otro relato (Los escritores), pone en boca de sus personajes todas las críticas que le endilgan (Viejo verde, mentiroso, engendro, monstruo, borracho, fanfarrón...), y de ello extrae una gran historia.

Algunas de sus narraciones han sido llevadas al cine. Una de estas (BARFLY, dirigida por Barbet Schroeder, protagonizada por Mickey Rourke y Faye Dunaway), el libreto fue escrito por el propio Bukowski. Es la vida de los bares y los borrachos que los frecuentan. Es Bukowski rodeado de los perdedores, de los relegados del “sueño americano”. La película se desarrolla como en cualquiera de sus libros: Alcohol, miseria humana, desesperanza, pero sin perder la atmósfera “Bukowskiana”.

Con la experiencia de la filmación de Barfly, escribió la novela Hollywood. Lo que nos cuenta en esta tiene que ver con los casi insalvables obstáculos que tuvieron que enfrentar para llevar adelante la producción cinematográfica; sobre el frívolo y diabólico mundo de Hollywood y la farándula. (Bukowski tuvo que escribir una escena para que Faye Dunaway pudiera exhibir sus hermosas piernas, aunque...quien puede culparlo).

El resultado final impresionó al mismo Bukowski, quien afirmó lo siguiente: “La puerta de la habitación se abrió y Jack Bledsoe (Mickey Rourke) entró tambaleándose. Mierda, ¡Era el joven Chinanski!, ¡Era yo!. Sentí un dolor dulce dentro de mí. Juventud, hija de puta, ¿dónde te has ido? Quería ser el borracho joven otra vez. Quería ser Jack Bledsoe. Pero sólo era el tipo viejo que sorbía cerveza en un rincón”. Quienes hayan visto o tengan oportunidad de ver esta obra cinematográfica, se impresionarían igual que Bukowski. Mickey Rourke realmente logra una de las mejores interpretaciones de su carrera.

Aunque se le ha comparado con otros grandes (Miller, Hemingway, Celine), Bukowski es Bukowski. No es un Miller moderno, o un Hemingway con sentido del humor.  Es otro escritor norteamericano que a su manera nos da una (su) visión de la sociedad norteamericana.

 

Jesús López Cegarra.

viernes, octubre 16, 2020

Venezuela: Ideas para regenerar un país fallido (III)

Venezuela ha vivido en los últimos años una de las peores crisis en su historia contemporánea. Los males y fallas que se criticaban a los gobiernos de 1959 a 1998 (corrupción, rentismo, etc.) se acentuaron e incluso se usaron para apalancar y darles herramientas al “Chavismo” para acabar con cualquier posibilidad de alternabilidad. Ya no hay otra manera de referirse a ese régimen encabezado por Nicolás Maduro sino como una dictadura represiva violadora de derechos fundamentales.

Las dificultades de un país quebrado y envilecido por un sindicato criminal se han acentuado con la pandemia ocasionada por el COVID-19. Un país petrolero que no produce petróleo, que no puede procesar el crudo para producir los derivados que se requieren para movilizar el país (gas natural y gasolina) y por tanto no tiene ni para alimentarse o mover su industria y comercio.

Trazar la línea para determinar el momento en que se comenzó este tortuoso camino de degeneración puede ser objeto de muchas discusiones, pero un momento crucial fue el 4 de febrero de 1992, porque en ese momento quedó manifiesto una extrema fragilidad institucional, un gran descontento social, pero, sobre todo, que tanto la sociedad civil como los militares estaban no coincidían en la visión sobre cómo solucionar los problemas de manera civilizada, pero además quedó manifiesto que muchos “políticos” creían en la vía violenta para la solución de las dificultades políticas, sociales y económica, y una vez más se demostró que las FFAA son el factor que deciden, por tanto, éramos una democracia tutelada por una institución que también era el reflejo de lo que ocurría en la sociedad, con sus bondades y defectos.

Si bien en su momento los intentos de derrocamiento del gobierno de Carlos Andrés Pérez fracasaron, a la larga el líder de esa rebelión, Hugo Chávez tuvo éxito. Parte de ello se debió a una crisis económica que golpeaba fuertemente a la clase media y sectores populares, que probablemente frente a la desilusión, volcaron su afecto a cualquier solución, por descabellada que pudiera parecer.

El “éxito” Chávez (si a eso podemos llamar la crisis en que se haya sumido el país) fue politizar todo y hacernos creer que todo era político y todo pasaba por ahí, sin que los venezolanos tuvieran presente que para ser político o se requiere ninguna habilidad ni preparación especial, y nunca se lo hemos exigido a nuestros políticos, ni es parte de las reglas no escritas para participar en política. Para un político criollo, lo importante es sembrar dudas, minimizar éxitos y remarcar los fracasos.

Chávez usó la demagogia como principal herramienta. Lo más irónico era que cuando era favorecido por el sentimiento popular, halagaba al pueblo por su sabiduría. Cuando le era contraria, consideraba que ese mismo pueblo se dejaba engañar como un niño. Pero su legado está a la vista. Venezuela es ahora un despojo, un país que, por los momentos, se encuentra fuera de la historia.

Chavé era un mitómano. Le gustaba alterar y cambiar la historia para que coincidiera con su gesta, que la quería hacer ver como una nueva independencia. Chávez se inventaba un origen humilde, de muchacho pobre sin zapatos, excluido de cualquier beneficio social, cuando la realidad era que sus padres eran maestros en una región rural de Venezuela, con hermanos que pudieron ir a la universidad pública (gratuita) y él mismo educarse en la Academia Militar.

El talento de Chávez estuvo en la intriga política. Desde allí creo la falsa necesidad de que el país requería una Constituyente para crear una nueva constitución. Su triunfo político en 1998 coincidió con el ocaso de un modelo político liderado por los partidos Acción Democrática (Social-demócrata) y COPEI (Social-Cristiano) que dejó a la Sociedad Civil atomizada, en contradicciones y sin liderazgo.

Muchos achacan parte de esta debacle al expresidente y fundador de COPEI, Rafael Caldera. Sus gobiernos tienen (como todos los de la Democracia de 1958 a 1998) éxitos y fracasos. Pero no es que se le juzgue por lo que hizo o dejó de hacer. Se le critica por “amnistiar” a Chávez (la figura bajo la cual se le dejó salir de prisión es un sobreseimiento, que comportaba la obligación de que ninguno de los golpistas regresara a las FFAA). No obstante, y para tener más claras las circunstancias, de los cuatro candidatos que en 1993 tenían opción de ganar (Caldera, Andrés Velázquez, Oswaldo Álvarez Paz y Claudio Fermín), solo este último prometía no dar ningún tipo de beneficio a los militares golpistas. No obstante, es Fermín quien vive hoy un contubernio con las cúpulas de poder Chavista.

  Aunque la Sociedad Civil ha tratado de hacer frente a los intentos totalitaristas, estos terminaron en fracaso. Probablemente porque se siguió el esquema de la “política espectáculo”, que, aunque más formada, actuaba como una masa sin ideas o propuestas, y peor aún, sin una estrategia.

Por otra parte, el intento de Chávez de extender su “revolución” (internamente y externamente) se basó en una premisa falsa: que los precios del petróleo podían subir y con ello financiar cualquier proyecto, por fatuo y ajeno a la realidad que pareciera. El dinero que por mucho tiempo fluyó sin control ni auditoría, sirvió para comprar, manipular, acallar y acanallar a factores internos y externos, llegó a su fin y deja como legado un país destruido.

La “ingenuidad” de Chávez, Maduro y sus factótums es que pensaron que esas “fidelidades” construidas con el dinero ajeno las podrían hacer valer. La realidad es que Venezuela, hasta la fecha, ha sido abandonada por ellos a su suerte, y solo un grupo de países (encabezado por una alianza de países que incluye a los EEUU) quieren precaver una mayor catástrofe. Porque desafortunadamente (y aquí hay una lección que podemos asimilar), la idea de política interna y externa del chavismo no se basó en que Venezuela tuviera alguna ventaja competitiva (Tecnología, educación, industria) sino en una visión primaria de que todo se puede comprar con el dinero que fluiría sin contención de la venta del petróleo.

sábado, octubre 10, 2020

¿Por qué Van Halen? (I)

 


¿Cuándo escuché por primera vez a Van Halen? Probablemente hacia 1980-1981. El mundo era muy distinto y la información estaba desperdigada acá y allá. Solo algunas publicaciones como “Kerrang!” y otras que ahora no recuerdo podían proveer algo de información sobre bandas de rock y las letras de las canciones. En mi caso, había algo de instinto. Entraba en alguna disco tienda, husmeaba acá y allá y en un porcentaje bastante alto reconocía una buena banda. La carátula de los “LP” jugaban un papel crucial en la decisión. Debía haber algo de rebeldía en la presentación, algún meta mensaje que expresara disconformidad. Ray Conniff, Richard Clayderman eran lo opuesto a eso. En “mis” grupos debía haber algo que representara lo opuesto a Conniff o Clayderman. O Sinatra, a quien detestaba, pero que en el fondo sabía que era un grande.

En esta época en que el disco-music se imponía como la música de preferencia de los jóvenes, especialmente después del éxito de la película "Fiebre del sábado por la noche" con su soundtrack con los Bee Gees a la cabeza y sus bailes fáciles y extravagantes, el rock parecía viviendo una hora menguada, y hasta grupos como Kiss y los Rolling Stones se vieron tentados a explorar ese terreno de música bailable y comercial, para no perder terreno. 

miércoles, agosto 12, 2020

La moneda

 

 J. pregunta por qué siempre estoy solo

Escarbando la tierra

Primero no entiendo la pregunta. Siempre estoy solo pero

No me daba cuenta de que otros lo notaban o les inquietaba

Mi conducta

Le respondo que siempre estoy buscando cosas

J. se pone a escarbar conmigo y consigue una moneda


Y yo lamento mi mala suerte.

sábado, abril 25, 2020

La conjura de los necios (John Kennedy Toole 1937-1969)



Que una novela se llame “La conjura de los necios” (“A confederacy  of Dunces”, título original en inglés) ya es suficiente para atrapar el interés de algún curioso lector. Es casi imposible que una obra de ficción bajo ese nombre no esté a la altura de las expectativas que genera. La presentación del libro hecha por Walker Percy no es menos sugestiva: una madre tozuda busca a alguien de prestigio académico para que consiga un editor que se arriesgue a publicar el libro de su hijo muerto por voluntad propia. La única declaración del valor literario de esa novela es la palabra de la propia madre.

Es harto decir que esa novela, escrita por John Kennedy Toole no solo era una gran obra, sino que se convirtió en un verdadero éxito, premiada incluso con el prestigioso  Pulitzer en 1981. “La conjura de los necios”, en mi poca calificada experticia literaria, es casi una obra maestra. Y el adverbio “casi” no tiene nada de peyorativo, sino más bien de sorpresa: que un muchacho de unos veintitantos años haya escrito algo que se acercó tanto a una verdadera obra maestra es de por sí impactante. Solo en dos o tres pasajes vi algo de cierta inmadurez (insisto, no en sentido peyorativo, sino lo contrario, de admiración), pero la novela como un todo es algo maravilloso de leer y me siento afortunado de su lectura en estos tiempos de COVID19.

Una de las grandes virtudes de la novela es su manejo del humor. Un humor agudo, negro e inteligente. Y la creación de uno de los personajes de ficción más definido e inteligentes de la literatura moderna, pero no por inteligente sea un modelo a seguir: se trata de un hombre realmente complejo, Ignatius Reilly, pantagruélico con pretensiones quijotescas con un sentido de la justicia presonal y distorsionado: una aparente lucha contra el mal, más influenciado por lecturas mal digeridas y frustración sexual que por altruismo.

Reilly es un tipo grueso, de vestimenta estrafalaria que incluye un raro sombrero que lo hace reconocible a terceros. Siendo ya un tipo mayor y con título universitario sigue viviendo con su madre en una relación enfermiza de dependencia mutua. A su vez Reilly mantiene una rara relación epistolar con Myrna Minkoff a quien detesta porque la ve como un ejemplo de libertinaje sexual aun cuando en el pasado tuvieron una improbable una relación romántica. 

Reilly no trabaja y su madre lo mantiene, pero por obra de un accidente de tránsito que ella ocasiona, los daños económicos son tan altos que la madre obliga a su hijo a trabajar, a pesar de que él siente que su obra intelectual, -unos escritos delirantes que combina filosofía con mojigatería, (“Me niego a ¨mirar hacia arriba¨. El optimismo me da náuseas. Es perverso. La posición propia del hombre en el universo, desde la Caída, ha sido la de la miseria y el dolor.”)- requieren de su completa atención. Pero donde va, busca imponer su trastornada visión del mundo y enredarse con personajes barriobajeros que complican aun más su existencia y la de su madre.

Reilly, por lo que se conoce, tiene mucho de su autor. Un hombre de una gran cultura y formación académica que además tenía una relación amor-odio con su madre. Pero Reilly va mucho más allá. Es un ser complejo que pretende arreglar el mundo según su visión desequilibrada por  frustraciones y represiones, algunas exteriorizadas en escritos pseudo-moralistas, que lo ubican temporalmente más en la Edad Media que en el moderno siglo XX. Su energía sexual mal canalizada lo hacen un sociópata con delirios de grandeza, rasgos mitómanos acompañados por un apetito voraz e incontenible. Y a pesar de esta fisonomía que lo acercan a un ser monstruoso… Toole logra magistralmente arrancarnos unas cuantas carcajadas de sus aventuras por el mundo.

Jesús López Cegarra

La Carta desgraciada

  Esa carta desgraciada Pu ño y letra De mi amada Gualberto Ibarreto El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, decide ausent...