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Para entender la llamada
“Revolución Bolivariana”, hay que analizar un poco que ocurrió durante el
período que va desde 1959 a 1998, especialmente con la crisis económica que se
inició a principio de los años 1980 y se prolongó por casi 20 años. (Luego
vendría un tipo de crisis distinta, que tiene que ver más con el despotismo
“democrático” que siguió con Hugo Chávez).
Venezuela ha sido desde los
tiempos de Juan Vicente Gómez un país petrolero. Con el petróleo dejamos atrás
un país rural, para entrar mal que bien a la modernidad. Y sirvió para
financiar obras de infraestructura, educación, salud, entre otros beneficios.
Los precios del petróleo por mucho tiempo se mantuvieron bajos, pero la crisis
del año 1973 por la guerra del “Yom
Kippur”, tuvieron un impacto importante para que subieran drásticamente.
Con ello llegó una bonanza colosal que se usó
para mucho. Se construyeron algunas obras de infraestructura importantes, pero
gran parte de ese dinero sirvió para llevar un estilo de vida de rico y
millonario. Lo venezolanos podían viajar al extranjero y comprar mucho más
barato que en su país. También alimentó la corrupción administrativa y el
populismo político. Pero toda esa ilusión de riqueza provenía de la venta del
petróleo, y cuando a principios de los años 1980 comenzó el declive en su
precio, el país entró en una crisis económica y social que todavía resuena.
Muchos venezolanos recuerdan la fecha en que todo comenzó: 18 de febrero de
1983. Un viernes. El “Viernes Negro”.
2
La
vulnerabilidad del país al depender su subsistencia de la venta de un solo
producto era (y es) evidente. El modelo “rentista” de la sociedad, es decir,
vivir (o sobrevivir, dependiendo de los precios de los hidrocarburos)
exclusivamente de los beneficios derivados de la venta del petróleo es un
asunto ya hablado por muchos años. Uno de sus exponentes más consecuentes fue
Arturo Uslar Pietri, quien desde los años 1930 ya hablaba de “sembrar el
petróleo”, una manera de decir que la riqueza petrolera podía apalancar una
economía más diversa y sana. Hoy en día (Febrero de 2016) quienes gobernaron
desde 1998 dicen que hay que acabar con el “modelo rentista”. Suena un poco
insincero y hueco ese clamor, si se analiza con detenimiento y objetividad los
motivos que justificaron los intentos de golpe de estado del año 1992.
Lo que los golpitas de 1992 alegaban contra el sistema democrático era la precisamente el daño que había causado el "modelo rentista", la corrupción administrativa, la inseguridad personal, el divorcio entre las élites políticas de las necesidades del país, el mantenimiento a todo costo de un "status quo", la falta de mecanismos democráticos para realizar los cambios que requería Venezuela entonces. Todas esas críticas están vigentes hoy en día. Pero además en una situación de ruina económica luego de una bonanza extraordinaria por el aumento de los precios del petróleo.
Lo que los golpitas de 1992 alegaban contra el sistema democrático era la precisamente el daño que había causado el "modelo rentista", la corrupción administrativa, la inseguridad personal, el divorcio entre las élites políticas de las necesidades del país, el mantenimiento a todo costo de un "status quo", la falta de mecanismos democráticos para realizar los cambios que requería Venezuela entonces. Todas esas críticas están vigentes hoy en día. Pero además en una situación de ruina económica luego de una bonanza extraordinaria por el aumento de los precios del petróleo.
Jesús López Cegarra