lunes, febrero 13, 2012

La Fiesta Parisina


Hace unos días viajaba a casa de mis padres para atender algunos asuntos profesionales, y allá en mi vieja biblioteca encontré uno de los pocos libros que he leído y releído, por tener todos los elementos para ser una gran obra literaria.

De la obra de Ernest Hemingway hay mucho que se puede destacar, especialmente sus cuentos. Pero “París era una Fiesta” tiene sus cualidades especiales.

El título original en inglés es “The Moveable Feast”, pero para la traducción en español se decidió por “París era una fiesta”. No he logrado encontrar la justificación de tal cambio. Probablemente fue ideado para mercadear mejor el libro. O para darle al lector hispanohablante una idea del tema del libro: La “fiesta” era en París.
Hemingway vive en París en la década de los años 20 del siglo XX. Se dedica al periodismo para tener los recursos para ser escritor. Quiere y sabe que lo será. Termina renunciado al periodismo. Vivía al día, enviando cuentos a revistas. Recorre la ciudad para disimular el hambre. Se encierra en los cafés para escribir. Apuesta a las carreras de caballos para tratar de multiplicar sus escasos ingresos. Como compensación vive en la capital cultural del mundo y allí conoce alguna de las figuras más importantes de la literatura y el arte, muchas de ellas en vías de su consagración, otros en la espera de su momento.

En sus páginas aparecen James Joyce, Picasso, Gertrude Stein, Ezra Pound, Scott Fitzgerald… Los capítulos con éste último son probablemente los más memorables del libro, por su retrato del autor del “El Gran Gatsby”, hipocondríaco, dipsómano y autodestructivo, que aunque talentoso, y ya con la crítica a su favor, pareciera que no podía consolidarse como el gran escritor que se esperaba podía llegar a ser. (Un viaje que realiza con Scott Fitzgerald, qque prometía ser una jornada para la literatura, pasión común de ambos, se torna infinito y absurdo, de esos episodios en la vida que parece que no van a tener fin y que deseamos no haber estado allí nunca... Scott Fitzgerald es quien hace de ese viaje un infierno... Mas tarde, cuando esa pesadilla ha terminado, Henmingway decide, no solo continuar su amistad con Scott Fitzgerald, sino protegerlo para que continue su actividad creativa: "Si es capaz de escribir un libro tan bueno como The Great Gatsby, no cabia duda de que era capaz de escribir otro todavia mejor")

¿Es fidedigno el libro?. Probablemente no. ¿Trata con justicia a los artistas que aparecen en sus páginas?. Probablemente. No por eso deja de ser una gran obra. Hay humor, hay nostalgia en el libro, pero sobre todo literatura y celebración por la vida… a pesar de que el libro fue escrito en un momento crítico en la vida del autor. Vivía sus últimos años de vida, que terminaría con el suicidio.

domingo, febrero 05, 2012

Medianoche en París



I.

Tuve la oportunidad de ver “Medianoche en París” en un vuelo comercial, pero el cansancio me derrotó. Hubiera sido preferible haberlo hecho en esa oportunidad. Tendría en mi haber una decepción menos.

Hacía meses que no iba al cine. La rutina diaria (trabajo, hijos, obligaciones hogareñas) me lo impedían, pero un día mi esposa coordinó todo para poder ir sin preocupaciones. Elegimos ir a ver “Medianoche…” porque con Woody Allen no es posible equivocarse. 

La crítica era favorable, con varios premios en su haber (Globo de Oro a mejor dirección y guion) y nominada incluso a la mejor película para los premios “Oscar” era la elección correcta, a pesar de estar encasillada como una “comedia romántica”, categoría que debe generar escepticismo si lo que queremos es ver buen cine.

Cuando llegamos la película había comenzado. Debimos esperar hasta la función siguiente. Por suerte había un restaurante cerca y aprovechamos para comer algo y beber vivo. No me imaginaba que esto sería lo más memorable de la noche.

II.

Comenzada la película, aparece el mozo Owen Wilson. Es un actor insípido y no le lucen los diálogos sarcásticos que Allen escribe para quienes los representan en pantalla. Allen ya está bastante mayor para hacer de novio de una hermosa y sensual Rachel Mc Adams. Si él hubiera interpretado el papel, no creeríamos que se trata de un novel escritor en búsqueda de su obra maestra. Para Woody, los tiempos de conquistar esas jóvenes chicas con pretendidas aspiraciones intelectuales que abundan en sus películas ya es cosa del pasado… Así que Wilson trata de calzar esos zapatos y no lo hace de manera convincente. No hay dudas, es un actor soso.
Por su parte, el papel de Carla Bruni es de relleno sin ninguna trascendencia y probablemente fue contratada para facilitar los trámites ante la burocracia francesa. Cualquier actriz de tercera de Hollywood pudo remplazarla.

III.

Aún no sé que fue lo que más me molestó de esa película. ¿Ese recurso infantil de que una persona está solo en la calle y lo invitan a subir a un vehículo y llega al París de los años 20? ¿O que los artistas e intelectuales que allí vivían son recreados con los más baratos lugares comunes que de ellos se conoce?, Un Hemingway tosco y casi idiota sin muestras de talento, una Gertrude Stein con actitudes maternales, Un Scott Fitzgerald cornudo y tonto y una Zelda medio loca y sin gracia, un Buñuel o un Dalí que se tragan un cuento de camino de Gil Peder (Owen Wilson), no porque sean surrealistas, sino porque son caracterizados como oligofrénicos.

A cualquiera que crea que esta película tiene algún valor, les recomiendo leer “París era una fiesta” de Ernest Hemingway, o la “Autobiografía de Alice B. Toklas” de Gertrude Stein. Luego de su lectura, se comprende que lo que hizo Woody Allen fue una muesca tonta.

IV.

Y no es que tenga algo en contra de Woody Allen. En su favor puedo decir que es uno de mis directores favoritos y cuando cayó en desgracia por su relación con su hijastra y ahora esposa Soon-yi, en mis conversaciones con amigos, me atrevía a defenderlo, aunque con tal humilde defensa pudieran endosarme las incómodas etiquetas que usaron para Allen.

He visto y disfrutado gran parte de sus películas, incluso aquellas que no tuvieron buenas críticas o éxito comercial. Pero "Medianoche..." no tiene nada de la fuerza (o el humor según el caso) de "Match Point", "Manhattan", "Annie Hall", o cualquiera otra de sus obras que lo han definido como uno de los directores más originales.

La Carta desgraciada

  Esa carta desgraciada Pu ño y letra De mi amada Gualberto Ibarreto El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, decide ausent...