En un mundo de inmediatez de la información,
la fuga de uno de los narcotraficantes más notorios del mundo (probablemente
desde Pablo Escobar Gaviria) quedó en el anecdotario. Incluso la noticia
que buscaba lavarle la cara al Gobierno Mexicano y su Presidente Enrique Peña
Nieto (quien quiso capitalizarla a su favor) se volvió una nota
gris, porque lo grueso y colorido vino después. El Show business le arruinó
el momento a Peña Nieto.
Pocas horas después
del arresto de El Chapo, la revista
"Rolling Stone" publica un artículo
escrito por Sean Penn sobre el encuentro de estas dos "celebridades"
en algún lugar de México.
Por los detalles que proporciona Penn, la facilitadora del encuentro fue
la actriz de telenovelas Kate del Castillo.
Mi primera impresión
luego de la publicación en Rolling Stone, horas después
de la captura del notorio narcotraficante, fue que Penn entendió
que su nombre estaría asociado al de El Chapo y no tuvo más
remedio que “huir hacia adelante” divulgando el artículo.
Ya las autoridades mexicanas habían adelantado algo que seguramente
encendieron más alarmas, al afirmar que los contactos entre “El
Chapo” y personajes del mundo del espectáculo para una
película de la vida del capo de la droga, habían
facilitado la captura.
Ante tanta buena publicidad, me
dispuse a leer el artículo de Penn para ver de qué
se trataba, que cosas nos revelaría. Sin embargo, la decepción
vino de inmediato. El anunciado artículo resultó ser lo que
llamábamos en la Universidad, un verdadero “Ladrillo”,
esto es un texto realmente difícil de digerir.
Lo primero que hace Penn (además
de disculparse por su analfabetismo tecnológico) fue hacer los paralelismos entre
su vida y la de “El Chapo”. De adolescentes uno surfeando en las
playas de Malibú. El otro
cosechando Marihuana en las montañas de Sinaloa. De ahí
hasta el día de hoy en que se convierte en el narcotraficante más
importante, superando a Pablo Escobar Gaviria, según afirma Penn
en su crónica.
“El Chapo”, según Penn, es casi un mito: Un asesino que
no tolera errores (los “elimina” con un balazo en la cabeza) y un
benefactor pues les provee de los servicios
(alimentos, transporte, médicos) que escasean en esa empobrecida
comunidad. Sus escapes lo han convertido en una “figura arraigada en el folklore mexicano”.
Pero lo realmente relevante de todas estas alabanzas, es que lo reconoce como uno
de los dos Presidentes de México.
Penn sabe de sus crímenes,
conoce del asesinato periodistas , de las decapitaciones. Tímidamente
trata de condenarlos, pero a la final reconoce que “El Chapo”
es ante todo un “Hombre de Negocios” (“El
Chapo is a businessman first”), quien solo usa la violencia cuando le
proporciona alguna ventaja. (Y esto es lo que más le puede atraer a un hombre megalómano
como El Chapo: ser considerado un “hombre de negocios”
un “hombre poderoso”, pues no en vano la revista Forbes lo
iguala mediáticamente con el Papa, Barack Obama, Bill Gates y Vladimir
Putin, entre otros.)
Ya a este punto, uno se puede inferir
lo que va pasando por la mente de Penn, porque vale la pena tener muy en cuenta
que el artículo, según dice su autor, debía
ser aprobado por el interesado (o sea, “El Chapo”) antes de su publicación. ¡Ah
Claro! Y hay un potencial proyecto cinematográfico… Se entiende bien entonces por qué
Penn es tan indulgente con el capo: “Business
First!!!”. Un personaje con delirios de grandeza como El Chapo, puede
perdonar que le digan que ha matado a unos cuantos en su carrera, pero que un
representante del mundo del espectáculo lo llame “Presidente”
y “Empresario” y que su vida bien vale una película
Holywoodense, pues eso en música (¿otro Narcocorrido?) para sus oídos.
En varios puntos se le puede dar cierto
crédito a Penn: la producción de droga tiene una lógica
irrebatible, está sujeta a las leyes del mercado, donde hay unos consumidores
dispuestos a comprarla y una estructura (productores, distribuidores,
vendedores) que la ofrecen con cierto riesgos: por un lado otros competidores
(que están dispuestos a usar los mismo métodos y procedimientos de El Chapo) y
por otro las autoridades de Estados Unidos y México, que quieren eliminar o al menos
limitar ese comercio. Igualmente en que la criminalización del
consumidor adicto es también un problema grave. Que la lucha contra
el tráfico y consumo de drogas no ha dado resultados efectivos.
En la escena entra otro personaje
que le daría un beneficiaría a la historia que busca narrar Penn: la
actriz mexicana (y ahora estadounidense por haber conseguido la nacionalidad)
Kate del Castillo (su papel más célebre hasta el momento ha sido el de
Jefa de un Cartel de Drogas).
La actriz de telenovelas en algún
momento, para manifestar la poca o ninguna credibilidad que tenía
del gobierno de México, escribe una “carta pública” (divulgado por Twitter) en la que
afirma creer más en “El Chapo”. En el escrito le pide que no trafique
con personas y drogas, pero que lo
hiciera con “El Amor”, porque, según sus palabra “usted sabe cómo” y a continuación explica lo
que significa “Traficar con Amor”: “(…) curas para las enfermedades, con
comida para los niños
de la calle, con alcohol para los asilos de ansianos que no los dejan pasar sus
ultimos años haciendo lo
que se les pegue la reverenda chingada, con traficar con politicos corruptos y
no con mujeres y niños
que terminan como esclavos? con quemar todos esos "puteros" donde la
mujer no vale mas que una cajetilla de cigarros, sin oferta no hay demanda (…)” (Sic). Estas palabras no pasaron
inadvertidas por El Chapo.

A partir de este momento se
estable una relación entre Kate y El Chapo (que incluía
mensajes de texto por celular y cartas escritas) que es difícil
clasificar (¿Negocios?, ¿Amistad?). A tal punto, que frente a
numerosas ofertas provenientes de Hollywood para llevar la vida del
narcotraficante al cine, éste pone como condición
que ese proyecto solo se lo confiaba a Kate del Castillo… Y la actriz
se tomo el proyecto en serio, buscando financistas y reuniéndose
con los abogados de El Chapo. Incluso, ella es el puente, el enlace para que
Penn pudiera acceder a El Chapo, para el artículo que quería escribir.
Si se analiza con cuidado lo
escrito por Penn, primero la alaba por su valentía. Pero luego da pistas de que ella ya
había establecido vínculos serios (¿Negocios?, ¿Amistad?)
y que la intención de Penn era solamente un artículo para la revista…
Es decir, el se desentiende o no tiene nada que ver con el proyecto cinematográfico
de la actriz. Además que Penn ya ha trabajado en proyectos
periodísticos en el pasado, por lo que cuenta con una justificación
(¿Coartada?)
frente a posibles problemas legales en su país. Kate, por el contrario (y por lo
expresado por Penn) ya estaba trabajando en ese proyecto y tenía
un interés claro en llegar a algún tipo de acuerdo contractual con El
Chapo.
El traslado para el encuentro
sorprende a Penn, entre otras cosas porque en ningún momento les
vendan los ojos y le atribuye esta especial concesión a la
confianza que se había generado entre Kate y El Chapo. Igual
sucede con el trato que le dispensa a la actriz cuando llegan al encuentro:
como si fuera una hija que llega de la universidad. Penn queda fascinado con el
hombre, hasta señala que posee un “indiscutible carisma”… el actor y “periodista” parece sentir atracción
por estos “hombres fuertes” con características de
impresentables. Sin embargo, por más que intento, no logro ver nada de carismático o algún tipo de genialidad en El Chapo, es más bien un hombre muy poco formado, de ideas muy básicas, incapaz de elaborar pensamientos más complejos que de alguna manera justifiquen que es uno de los "Hombres más poderosos del Mundo". Es un hombre primitivo.
El artículo de Penn
incluye hechos y situaciones sin importancia sobre los cuales deja larga e inútil
constancia, por ejemplo, cuando apenas se baja del avión que los
traslada para el encuentro, Penn describe con detalle cómo fue que
orinó detrás de un árbol, preocupado por la vulnerabilidad
de su miembro frente a los cuchillos de los narcos…o cuando cita
las palabras del personaje de Scarface (Caracortada), Tony Montana. O cuando le
pregunta a El Chapo cómo afectaría la situación del Medio
Oriente o países con distinta cultura en sus negocios. La respuesta de El
Chapo es lacónica: “None”. O la “flatulencia de viajero”
(¿?)
que se le a escapó a Penn cuando El Chapo lo abrazó y le reiteró que se verían
en ocho días.
Ya avanzada la palabrería
pesada de Penn en su artículo es que viene la justificación
de por qué hasta ese momento solo ha preguntado tonterías:
No tiene pluma y papel a mano, por lo que tiene que acudir a preguntas que no
olvidaría (“¿Conoció a Pablo Escobar?”)…
Porque el grueso, la artillería pesada de preguntas para acorralarlo
vendría en la segunda entrevista que tendría lugar ocho días
después… cita que no se dio pues los “Federales”
ya estaban cercando a El Chapo.
El artículo de Penn
se complementa con un vídeo respondiendo preguntas que
previamente el propio Penn las había hecho llegar a través
de Kate. El prometido encuentro se suspendió por razones de seguridad. En el
cuestionario que le proveyeron, supuestamente estarían las
preguntas con las que quería “acorralarlo” (“to get him in a corner”).
Sin embargo, las preguntas son de una simpleza y superficialidad que hacen del
video un testimonio completamente prescindible. (¿Cómo fue su infancia, tiene sueños,
qué sueña?, ¿Se considera violento? etc.).
Tanto en estas preguntas como en
el encuentro, no se ve el deseo de Penn de hacer preguntas difíciles.
Aquí se entiende más claramente que eso no iba a ocurrir,
pues como ya se sabe, el texto está sujeto a la aprobación
de El Chapo. En este punto es pertinente preguntarse, ¿es eso
periodismo?, es decir, ¿una entrevista planeada para complacer
al entrevistado, es periodismo? Mi humilde y no calificada opinión
es que lo hecho por Penn y Kate se acerca más a una pieza con finalidades entretenimiento
hollywoodense, que al periodismo indagador y serio. Si lo que se buscaba era lo
primero (entretenimiento), pues acertaron. Si ellos buscaban hacer periodismo…
pues fue un proyecto fallido y con resultados mediocres.
Jesús López Cegarra
Jesús López Cegarra
Ver: http://www.rollingstone.com/culture/features/el-chapo-speaks-20160109?page=5